Got to ask yourself the question, Where are you now?

Abre los ojos, el dolor estaba cesando de a poco. Luego va a tener secuelas. Le regala una sonrisa ladeada, corta. Mira por la habitación, buscando al estúpido de Lorcan allí. Intenta incorporarse. - Dónde mierda es.. - Pero se marea, con suerte puede mantenerse.

- No está aquí - Explica para tranquilizarlo. Lo recuesta con cuidado, no tiene que dejarlo moverse de donde está ahora. Comienza a deshacerle el nudo de la corbata, para que, al menos, esté más cómodo. l

Sonrie ladino, vagamente. - No me parece momento.. - Susurra, con menos dificultad cada vez. Toma su mano de nuevo, llevandola junto a él, más bien encima.

Se sorprende apenas, debe acostumbrarse. Se acomoda, sentándose a su lado, con el contacto justo y necesario, aunque quizá un poco más. Le quita la corbata, desabotona los primeros botones de la camisa y allí termina su trabajo, solo lo observa.

Pucherea leve, niño. El golpe le había afectado. - Yo quería. - Dice en un apenas audible murmullo, para luego acurrucarse y cerrar los ojos.

Sonrie, enternecida. Lo escucha con suerte, pero suficiente para derretirse ahí mismo, literalmente. - Hace menos de unos minutos, no podías siquiera mantenerte en pie.. - Observa sus acciones, cariñosa.

Se lleva un dedo a los labios, sin abrir los ojos. - Mentira. - Dice, haciendo el tipico sonido de "shhh"

Se rie suave, no lo contradice. Se recuesta a su lado con sumo cuidado.

Abre apenas los ojos recordando las imagenes de Lorcan tocando a SU Rose. Gruñe bajo, masculino.

Acaricia su pecho con una mano, despacio, cuidándolo aunque ya esté bien.

Eres mía. - Se queja, buscando sus labios con necesidad.

Antes de que llegue a besarla, su dedo índice se posa en sus labios. - ¿Puedo decir lo mismo? - Pregunta con voz dulce, no por desconfiada, sino para asegurarse de algo.

No dice nada, porque no le gusta tener que pertenecer a nadie. Es de esas personas que nacieron hechos y derechos a ser libres. Pero se tendría que acostrumbrar, al parecer.

Hace una mueca, apenas notoria. Se acomoda, dándole la espalda. Ocupando muy poco espacio.

- Rose.. - Susurra, acercandose a ella. La abraza por la cintura, no quiere tener que pelearse, menos ahora. - Ya lo sabes, no me hagas decirlo. - Pide, con una sonrisa en sus labios.

- Debes descansar - Susurra, lo único que va a decir ahora. Lo deja, pero no se mueve, apenas para acomodarse.

- Rose. - Repite, mirando por encima de su cabello. - Quiéres que lo diga yo? Es eso? - Cuestiona, él era de ella. Aunque no lo quisiera admitir.

- No voy a obligarte a nada.. - Musita con suavidad, cerrando sus ojos. Él tiene razón, pero no quiere que se sienta atado ni nada por el estilo.

- Prefiero que me obligues a creerlo. - Si hay algo que de seguro le gustaría, es que ella le asegure que es de ella. Y de nadie más.

- Descansa, Scor - Le pide por última vez, intentando conciliar el sueño para no decir palabras de más esta vez.

Se incorpora levemente, tomando su rostro con tranquilidad, buscando sus labios. - Soy tuyo, Rose Weasley. - Dice antes de dejar un beso suave en sus labios.

Sonríe despacio, le corresponde con dulzura. Demasiado serena en ese momento.

Se separa de ella, con una sonrisa. - Tienes razón, hay que descansar. - Enarca una ceja, acariciando su pierna con lentitud. Buscando que se arrepienta de sus propias palabras.

- Descansar - Repite, llevando su mano sobre la de el, apartándolo con cuidado. Se recuesta nuevamente, de espaldas a el.

Rueda los ojos, fastidiado. Besa sus hombres, con suavidad. Es empedernido con lo que quiere, y odia que le digan que no, especialmente ella.