Hundiendo mi cara en los libros ~

Entra a la biblioteca, observando todo a su alrededor. No era su sitio preferido pero estaba aburrida y como cualquier persona quería algo de entretenimiento. Pasa el dedo distraídamente por los lomos de los libros, esperando que alguno fuese de su interés. Luego de algunos tropezones y varias hileras de libros encontró uno que parecía ser bueno, lo tomó y se sentó en una mesa cerca de la ventana.

Luego de encontrar aquel libro de transformaciones que tanto había estado buscando se acerca a una de las mesas. Sonrió al ver a su prima allí – Hola Vic – La saludo.

Levantó la mirada al oír su nombre, le sonrió a la pelirroja. -Hola Lils- saludó.

-¿Qué tal todo? – Pregunto, tomando asiento en una de las sillas.

Cierra el libro, prestándole atención a su prima pequeña. -Bien, todo bien. ¿Tú?- dijo, observándola.

-Igual – Se encoge de hombros, con una sonrisa. Empezó a tamborilear sus dedos sobre la mesa mientras buscaba en el índice “transformaciones humanas”.

-Me alegro Lils- le dijo, sonriendole. Volvió a abrir el libro buscando la página en donde se había quedado.

-¿Y que hacías aquí? – Pregunto, alzando la vista a ella luego de haber encontrado la pagina que estaba buscando.

-Buscando algo que hacer, he estado bastante aburrida estos días y sabes que no soy de las que aguanta mucho así- sonríe de lado.

Se ríe – Cierto, nunca hay demasiada diversión los primeros días.

-Sí, una lástima pues es cuando más tiempo libre tenemos- dice, suspirando.

-Ajaam – Asiente, de acuerdo con ella - Iras al baile, ¿cierto?

-Sí, sola claro está. Nadie me ha invitado, y las Weasley no necesitamos de ningún hombre para divertirnos, ¿o no Lily?- sonrío, divertida.

Le devuelve la sonrisa - Claro que no, Vic.

-Así me gusta- su sonrisa se ensancho.

-Entonces creo que podríamos ir todas juntas y divertirnos sin necesidad de chicos. – Sugiere, riendo.

-Buena idea... No enserio, no es para nada mala- dijo sonriendo amplio.

Asiente – Podríamos decirle a las chicas. – Comento, pensativa.

- Bueno, ¿quién les dice?- preguntó.

Se encoge de hombros - No sé, supongo que cuando las veamos les decimos.

- Bien - dijo.

-Entonces ya se los diremos. - Sonrie, doblando la punta de la hoja para que quedara marcada y cerrando el libro.

- Excelente - sonrió, cerrando el libro.