Just Funny ♫.

Está sentado en su mesa correspondiente, con una mano en la cabeza, maquinandose mentalmente.

Llega al gran comedor con su uniforme bien acomodado, su cabello aún mojado pero manteniendo las ondas que siempre tiene. Va directo hasta su mesa, sin mirar a nadie. Varios Gryffindors se habían enterado que no había pasado la noche en la Sala Común.

Como si le importara lo que pensaban los demás. Una rubia de su propia casa le pregunta que le pasaba, finjiendo interes, obviamente. Ni responde. No levanta la cabeza, pero algo le dice que ya esta allí.

Varias miradas se posan sobre ella en el camino hasta su mesa que parecía interminable. Le presta la menor atención posible, los chismes corrian muy rápido en Hogwarts. Se sienta finalmente, aún sin mirar a nadie en especial.

-Te dije que nada, Broo.. - Repite, con voz apagada. Él era una persona tranquila, pero mucho insistir lo sacaba de quicio.

No come nada, raro en ella ya que su padre le había heredado ese vicio. Pasea su mirada por la mesa de los leones, buscando a alguna de sus primas, las cuales están entretenidas en lo suyo.

Recarga su frente en su mano, mirando hacia abajo. Cierra los ojos con fuerza, cosa que le hace acordar a la noche anterior.

¿Es que nadie podía ser discreto hoy en día? Odia que le pregunten y la molesten por no haber dormido en su cama esa noche. También odia que la conozcan tan bien y sepan lo responsable que es como para saber que no pasaría una noche fuera a no ser... por otras razones. Simplemente no contesta.

-Quién fue la victima, eh Scor? - Le preguntan algunos de los compañeros de cuarto. Levanta la cabeza, fulminandolos a todos - Les dije, que no, paso, nada - Habla pausado, arrastrando las palabras en su boca. Tan parecido a su padre en ese momento.

Dirige su mirada a Scorpius en ese momento, pero la desvía rapidamente, discreta ante todo. Le agradece interiormente que guarde el secreto.

Nadie más le pregunta nada. Tenía suerte que ni Molly ni Lysander estaban allí, ya que de sus mejores amigos no podría pasar.
Levanta la vista, para mirarla, sin importarle si se daba cuenta o no. Posa en ella su mirada gris, penetrante pero sin rencor o enojo alguno.

Delinea sus labios con su pulgar muy despacio y suave, distraída con su mente en ese maldito rubio que la vió tal cual era y que no tiene idea de que es lo que le hizo para no poder dejar de pensar en el.

La mira, solo la mira. Frunce los labios al verla, quiere bajar la mirada, pero no, no lo va a hacer.

Juega con un mechón de su cabello, distraída y con su mirada perdida quien sabe donde.

Baja por fin la cabeza, lleva el vaso de jugo a sus labios, aunque no toma, solo los moja y vuelve a dejar el vaso en su lugar. Se relame, quitando apenas el sabor.

De a poco se van llendo sus compañeros de casa, uno por uno. Solo quedan unos màs y ella medio apartada, aún distraída.

Se levanta del banco, y le da la vuelta a la mesa de Slytherin, atravesando, de por medio, la mesa de los Ravenclaw. Sigiloso, para no llamar la atención, cosa casi imposible.

Ni cuenta se da de los pocos que quedan en su mesa. También quedan pocos grupos de Hufflepuffs, tampoco los nota. Sigue en lo suyo, tranquila.

Ya camina alrededor de la mesa de los leones, se fija en que ninguno de los que quedaban, eran conocidos. Se le para atrás, no le habla.

Si se distrae, se distrae, y mucho. Siente la presencia de alguien muy cerca de ella, pero le resta atención ya que cree que es uno de sus compañeros.

Abre la boca, a punto de llamarla por su nombre - Weasley.. - Musita, con voz profunda, con sus ojos en ella.

Siente un escalofrío recorrer su cuerpo al escucharlo y reconocer su voz. No sabe con que cara mirarlo y es por eso que no lo hace. - Malfoy... - Susurra, sin moverse.

Mantiene la cabeza firme, con el mentón alto. - Algo que decir? - Pregunta, frío. Refiriendose a la madrugada de ese día.

- Que nadie lo sepa - Susurra con la voz aterciopelada.

Asiente, despacio y pensativo - Soy parte del nadie, aquí no paso nada - Contesta, frunciend los labios, en una casi sonrisa falsa. - Rose.. - Murmura, haciendo un ademán con la cabeza, camina hasta la puerta, sin querer saber más nada.