Bufa aburrido mientras camina por las calles del callejón, llevaba las manos dentro de los bolsillos. Chocaba con varias personas, pero no le importaba. Era tal su grado de distracción que ni siquiera se paraba a pedir diculpas o a ver si era una chica linda, tal como hacía siempre.
Unos minutos más tarde una llovizna anticipó la llegada de un chaparrón de agua. Él iba desprevenido, no llevaba paraguas, solo su chaqueta. Maldijo por lo bajo, entrando tan pronto llegó al caldero. Se dirigió rápidamente hacia la barra.