Haz creado un angel verde y gris que se pasea de noche, pero no lo puedes ver ♪

Hacía rato ya estaba en el baño de prefectos. Sentado junto a aquella extraña tina. Tambien había citado a Rose a ir, necesitaba hablar con ella.
No podía creer lo que iba a decirle, era una real tontería para alguien como él. Pero tampoco podía seguir así.

No estaba siendo muy puntual ultimamente, pero ésta vez safa, llegando con lo justo y apenas unos minutos retrasada. No le gusta llegar tarde aunque no le pongan un horario.

Entra al baño de prefectos, viéndolo al entrar, sin necesidad de esforzarse para ello. Se acerca, serena.

Juega apenas con el agua de allí, sintiendo el calor del vapor alrededor de él. Esta demasiado metido en lo que va a decirle, demasiado asombrado de si mismo, como para escuchar otra cosa que no sea el chapoteo del agua.

Cuando se da cuenta de que él ni la vió llegar, va por detrás, se acerca con total silencio, cuidadosa. - ¿Me esperabas? - Pregunta en un susurro junto a su oído, suave. Sonrie levemente.

Oculta aquella sensación distinta que ahora posee al saber que esta allí. - Algo así Rose. - Musita, serio y cortante. Sin querer serlo realmente.

Frunce el ceño tenuemente al escuchar su tono de voz, extrañada pero discreta. Da unos pasos a su derecha, para quedar a su lado. - ¿Pasa algo? - Pregunta sin notar la obviedad de la pregunta.

Le mira de soslayo, para luego volver dónde el agua. - Eso es Rose, pasan cosas.. - No sabe que mierda le pasa. Él siempre es directo y no da vueltas a los asuntos. Y se le complica, más que ninguna otra verdad que halla dicho.

Su mirada cambia de extrañada a curiosa, y así hasta que llega a estar desentendida. - ¿Podrías... explicarte? - Pregunta con su mismo tono de voz.

Suspira, incorporandose de su lugar. Se quita la corbata de su casa, dejandola por allí. - Rose, entiendes lo que quiero decir. - Dice, mientras se desabotona de a poco la camisa. Sabe que no lo entiende, ¿Cómo entenderlo si él no le explico nada?

- No en verdad, no sé de que me hablas - Murmura sin esa suavidad en su voz, siguiendo todos y cada uno de sus gestos con la mirada, sin hacerse notar.

Cierra los ojos, suspirando. - Esto no puede seguir así. - Determina, cortante. Claba su mirada gris acerada en ella, con la camisa ya del todo abierta, y un rostro tenso gracias a la confusión que tiene in mente.

Siente un nudo en su garganta pocos segundos después de escuchar esas palabras, incrédula. - ¿Porqué no? - Pregunta con voz forzadamente firme, desviando su mirada a cualquier lado.

Pensar que en cualquier otro momento contestaría algo como, "Veo que te importa, Weasley.." o un "Porque no me rebajaría a una Weasley". Claro que la primera era recíproca, y la segunda una estúpida mentira.
- No quiero tener que seguir teniendo sólo teniendo sexo contigo. - Musita, el lo llamaría hacer el amor. Pero es lo primero que sale de su boca.

Frunce los labios, asiente con su cabeza despacio, apenas un par de veces. La forma en que dice esas palabras le hace pensar lo peor, y es por eso que se levanta sin decir palabra alguna.

La mira levantarse, con temor a qué se fuera. Pero todo esas sensaciones, detras de la maldita barrera que tiene. Maldito no demostrativo.

Sus ojos se humedecen levemente de un momento a otro, es por eso que no lo mira cuando le pasa por al lado cuando se encamina a la puerta.

- Rose.. - La llama, dandose vuelta en un movimiento ágil y tomandola de la mano. ¿Por qué las mujeres tenián que tomar todo para mal?
No se limita a decir más que eso.

Duda en soltarse o no, finalmente se suelta de su agarre pero no avanza, sino que espera a que él le diga algo, algo que pueda convencerla de sus retorcidas ideas que acaba de provocar.

- Quedate.. - Pide en un susurro, mirandola. Necesita más tiempo, tiene que explicarle bien todo. Por más que le cueste su orgullo.

Camina hasta la puerta, peligrosa. No se va, sino que cierra la puerta con magia para que ningún otro entre, así sea prefecto, ellos necesitan hablar. Vuelve donde él está, manteniendo distancia y sin mirarlo todavía.

- No me la hagas dificil.. - Pide, mirandola. Nunca ha pedido tanto en su vida, es un cambio completamente radical en él. Como si otro Scorpius estuviese allí. - Sabes la diferencia entre sexo y hacer el amor, cierto? - Cuestiona, con la mirada en el suelo.

- Si, Scopius - Musita, buscando con su mirada algo para distraerse y centrarse en ello.

- Ahora, repite en tu mente lo que te he dicho antes.. - Le cuesta reformular una oración directa, lo atormenta eso. No puede permanecer con la mirada en el piso, no le gusta sentirse cohibido. Se termina de quitar la camisa y se recarga contra la pared, demasiado vapor.

No le contesta por lo orgullosa que es, pero le hace caso. Ahora cae más o menos, eso cree. Siente calor, pero apenas, ya que su discreción es lo que mejor le sale aveces.

Cierra los ojos, dandole tiempo a que entienda lo que le quiere decir. Tenía la necesidad de ser tan extremedamente duro y cerrado. - No me importan lo que los demás digan. - Reitera esa frase que tanto usa, pero que ahora, es con un sentido distinto.