El deseo te traiciona, y te juega para otro lado.

Entra en ella, suave, dejando sólo por un momento las caricias. Desahogando su deseo hacia Rose de una vez por todas. Besa sus labios, cuidadoso con ella.

Gime al sentirlo, suave, al fin teniendo lo que quiere.

Deja sus labios un momento, besando su pecho, intenso. Se mueve en ella, mientras succiona suavemente su piel.

Jadea candente, entregandose casi totalmente a el, nunca del todo. Ladea su cuello, dandole total libertad de movimiento en su cuerpo.

Recorre cada parte de su cuerpo entre besos intensos, pasional. Se entretiene en su espalda, acariciando con sus frías manos allí. La apega a él sin dejar de moverse, sabiendo que ella era la única que podía darle ese placer.

Siente su cuerpo estremecerse solo un poco ante el simple contacto de sus frías manos en su piel cálida. Gime sintiendo que es suya. Solamente de ese rubio que la vuelve loca por cualquier movimiento o palabra.

Lleva una mano a su pecho, acariciandola velozmente, buscando sus labios ahora, pegado a ellos. Sale de ella en un movimiento cuidadoso, dandose tiempo a recorrer con su otra mano sus piernas, tan perfectas y seductoras.

No tiene dudas de que él sabe como manejarla a su gusto propio y placer de ambos, por lo menos si de ella. No puede evitar gemir ante su acción, leve. Atrapando sus labios sutilmente salvaje.

Explora sus labios con su lengua, para luego comenzar a jugar con la lengua de ella. Sonrie al oirla gemir, que hasta ahora, era el mejor sonido que alguna vez él hubiera escuchado. Sigue con las caricias, recorriendo con una mano su espalda, escalofriante y lentamente.

Arquea su espalda a su cuerpo, estremeciendose al sentir su mano recorrer su cuerpo con tanta determinación y experiencia.

Retiene entre sus manos sus muslos, mientras se entretiene en sus labios dejuradamente, a su antojo total. Omnímodo, él consideraba que ella pertenecía a él, y nadie nunca se la quitaría.

Desliza sus manos desde su pecho para llevar una a su nuca con suavidad, atrayendolo apenas más a sí. Jadea varias veces su nombre en sus labios, lujuriosa.

Sonrie de lado, ya que cada vez que ella jadeaba su nombre, lo incitaba a seguir con sus caricias, con sus besos. Busca su cuello, intenso, para luego besar sus hombros, y una parte de su mandíbula tambien. Besando cada parte de su cuerpo que este a su alcance. Su sólo agitado respirar, lo excita más y más.

Jadea suave, disfrutando de todos y cada uno de sus movimientos y acciones. Ladea su cuello cuando lo siente en éste, dandole más espacio, leve.

Acaricia su cintura ahora, repasando su contorno. Muerde su piel de tanto en tanto, de tan apetecible que le es. Sube a sus labios, intenso, candente. Planea devorarla literal y figurativamente.

Saborea sus labios, perdiendose en ellos a la vez que juega con su lengua en su boca, pasional pero delicada, siempre manteniendo su escencia peculiar.

Le vuelve loco su delicadeza, al igual que sus caricias salvajes. Vuelve a rozar ambos sexos, haciendo que el nivel de deseo entre ambos vuelva a subir.

Jadea suave en sus labios al sentir ese roce, llevando sus manos a su espalda, y bajandolas de a poco, con determinación. No se separa de sus labios.

Sigue acariciando su cintura, su cadera, con objetividad absoluta. Atrapa sus labios rapidamente, feroz.

Apega su cuerpo apenas un poco más al de el, a la vez que devora sus labios, jadeando suave en ellos.

Reprime un gemido ante sus besos, no quiere hacer notar su debilidad por ella, por más que es obvia.

Deja sus manos en su cintura, amagando a bajarlas, pervertida.

Tensa un poco su mandíbula, sabiendo lo que pretende hacer. Besa aún más apasionado sus labios, queriendo que olvide lo que quiere hacer con él.

Sonrie casi maliciosa en sus labios, perdiendose en ellos. Baja apenas un poco más sus manos, tortuosa.

Ahoga un gemido en su boca, definitivamente se volvía loco por esa parte tan pervertida de ella. Se neutraliza un momento, ¿Debil? Si, más que debil.