Sweet dreams Rose, Oh Yeah.

Llegan así hasta su habitación, sabe que va a meterse en muchos problemas cuando se enteren, pero eso es en lo que menos piensa ahora.

Se adentra en la habitación, sin prestar atención a su alrededor. La recarga en su cama, alejando sus brazos de ella de a poco.

Tironea despacio de él, para que se quede a dormir ahí, necesitada de él, de sus caricias, todo.

Se recuesta a su lado, calmo. Demasiado.
- Rosie. - Murmura, ese definitivamente no es él.

Se acomoda, con la cabeza en su pecho, siempre con esa infinita suavidad que parece nunca "gastarse". - Si? - Pregunta serena, cerrando sus ojos, notándolo extraño, muy.

- Nada. - Musita, besando su frente. Abraza su cintura, despacio. La apeja mucho a él, no recordaba cuando había sido la última vez que la vió, pero sabía que la extrañaba.

Hace demasiado frío allí, pero ella ya está acostumbrada. Los tapa a ambos con una simple manta, sin separarse de el. - Te amo, bonito.. - Murmura, cariñosa.

- ¿Cuándo entenderan qué ya se que soy bonito? ¿Y qué con ello me quedo corto? - Susurra, con diversión. Alegrandose ante aquel comentario de su pelirroja. Tal vez eso necesitaba, un poco de Rose por un rato. Deja un beso en la comisura de sus labios, quedandose allí.

- Nunca - Susurra, sintiendo como sus labios chocan casi con los suyos, un roce para nada tenue. Es que todo es significativo para ella si está con él, es raro.

Allí se queda, junto a ella. Sabe que no debe estar ahí pero, ¿Cuándo él cumplió las normas? Acaricia tenue su cintura, pensativo. ¿Por qué siempre tenía algún plan en la cabeza? No tiene mucha idea de eso, pero esta seguro de lo que va a hacer en los siguientes días.

De a poco va cerrando sus ojos, y no quiere dormirse para que al despertar, el no esté allí. Puede sonarle completamente demente, pero tiene miedo de eso, por más bobo que sea. Suspira suavemente, piensa en t o d o lo que se le ocurre para distraerse.

Sabe que no duerme, lo siente. Muchas noches se había quedado con ella despierto, sólo viendola dormir. - Weasley, quiéres que hagamos otra cosa? - Pregunta, en un tono divertido. Recordando en su mente viejos tiempos.

Pervertido. es lo primero que se le viene a la mente, y eso que poco más y no despertaba hasta las diez pm del día siguiente, aunque se perdiera las clases. - ¿Cómo qué? - Pregunta, haciendose la desentendida.

- Ahora qué? Te volviste ingenua de la nada? - Pregunta, llevando sus labios a su cuello, apenas arrastrandolos en aquel trayecto. Sonrie una vez que llega a esa parte de su piel, dejando escapar un suspiro.

- No... Pero estaba pensando, en practicar el celibato - Le comenta como si nada, ladeando apenas su cuello cuando siente los labios del rubio ahí.

- Pues, hazlo. Tienes mis felicitaciones absolutas. - Le sonrie, dejando de lado la piel de su cuello. - Ammm, creo que Emilie me espera.. - Murmura, pensativo.

- Huum, ve con Emilie entonces - Murmura. Si no fuera tan celosa, sabría de antemano que aquello es una broma y no se daría cuenta cinco segundos después de decir las cosas.

Se voltea, dandole la espalda. cierra sus ojos, no se preocupa mucho.

Algo que no es Scorpius Malfoy, es ser pollerudo. Sólo que con ella es distinto, por que la ama. Rueda los ojos, negando con la cabeza.

Deja un beso en su hombro, suave, antes de sentarse en la cama.

Se remueve apenas, como una niña pequeña y completamente caprichosa. Ya se le hizo taaaaan típico aquello que parece una rutina.

Se levanta, mirandola por sobre su hombro. ¿Alguna vez se iría de enserio?
- Que duermas bien, hermosa. - Susurra con una sonrisa, desde su lugar. No tiene ninguna intención reflejada en su rostro, realmente.

Camina hasta la puerta, lo que más lamenta de aquello es que no sabe cuando va a volver a verla.

- No te vayas.. - Murmura. No se lo está ordenando, se lo está pidiendo con toda la calma que heredó de su madre y que creyó que alguna vez esta utilizó.
No se mueve de donde está ni hace nada más. Solo espera su respuesta y que sea algo positivo para ella.

- Acabas de decirme que me fuera. - Musita, deteniendose junto a la puerta. Ni siquiera se voltea, esperando su respuesta también. Son dos críos, orgullosos sin dudas.

- No quiero que te vayas. - Explica, contradiciendose a sí misma hace unos minutos. Porque es jodidamente cambiante y no piensa seguir haciendolo que su orgullo le dice. Tiene que intentar frenar eso, porque va a perderlo sino.

Rueda los ojos, quedandose en su lugar. - Siempre es lo mismo, lo sabes. - No esta enojado, es más hacerse rogar. Una sonrisa silenciosa se esconde en su rostro, el cual esta de espaldas a ella.

- Pero no tengo la culpa.... solo un cincuenta por ciento.. - Se defiende, mas que familiarizada con aquella situación.