Banana por la noticia.

No era raro que a esas horas de la noche se pasara por la cocina, pero a comer bananas con dulce de leche? Eso si era, definivamente algo nuevo. Estaba recargado en la mesada, con el plato a un lado, lleno de bananas cortadas y dulce de leche al lado.

¿Insomnio? Para nada, solo se despertó con hambre, y sabe que no es bueno dormirse con el estomago vacío según sus ideas alborotadas. Llega a la cocina, con su discreto pijama amarillo y violeta, peinada por hábito y con los ojos entrecerrados, adormilada aún.

Empedernido en comer lo suyo, ni siquiera son muchos los trozos de banana. Pero si es mucho el dulce. Si alguien lo viera creerían que es un nene de mamá, cosa que es en secreto.

Ni cuenta se da si hay alguien más allí. Parpadea unas pocas veces, despacio. Bosteza, sonora. Abre el refrigerador, pero no busca nada en especial, solo observa,cria.

Frunce el ceño, al darse cuenta que hay alguien más allí. - Puedes irte, al gente quiere comer en paz. - Murmura, sin levantarl a vista de su plato.

Encuentra una manzana allí, se la revolea a quien le habló por maleducado. Ni sabe quien es, demasiado distraída.

- Ouch! - Levanta la cabeza, frunciendo el ceño. - Weasley! - Exclama, no quiere llamarla así, sólo es por el enfado.

Voltea rápida cuando escucha su apellido, casi por instinto. - Ups.. - Murmura, al reconocerlo y despertarse otro poco más. Lo mira con esa cara que intenta convencerlo de que ella no fué pero que todo la señala.

Frunce los labios, retirando el plato de su lado. Se incorpora desde la encimera, caminando hacia ella. - Pagaras eso.. - Susurra, con el aspecto severo. Extrañamente.

- Tu culpa, por maleducado - Se defiende, siguiendolo con la mirada, poco atenta, lo suficiente por como está.

Rueda los ojos, bufando. - La sea o no, la pagarás. - Repite, acercando su rostro más al de ella. Sin intención alguna, por ahora.

Niega despacio, bosteza levemente, tapando su boca, educada. - Buenas noches.. - Murmura con una tenue sonrisa, quiere ir a dormir, cuanto antes.

Odia que ella tenga control por sobre él, y que él se sienta tonto ante ella. Últimamente le pasaba seguido. Se da media vuelta, sentandose en la encimera.

- ¿Me acompaaaaaaaaañas? - Pide, aniñada. Observandolo sin inmutarse al verlo voltear nuevamente.

- A dónde? - Murmura, ya sentando allí. No le mira, tiene la vista en sus manos.

- A dormir.. - Contesta como si eso fuera algo obvio, oh.. esperen, es demasiado obvio.

- Claro. - Murmura, apenas entendible. Mordisquea la parte interior de su labio inferior, aburrido.

- No importa.. Sigue con lo tuyo - Se cruza de brazos, caminando hasta la puerta en un paso vago, cansado.

Le extraña que ella no se preocupe en saber lo que le pasa, pues porque es simplemente ella. Bufa, jugando con sus manos. Esa noche se siente un niño, y no sabe por qué.

Si se detiene se duerme, si se detiene se duerme, y si, es para tanto. - Scooooooorpius - Lo llama con voz casi pesada, no por algo en especial.

Levanta la mirada, observandola por un momento. No se había dado cuenta hasta entonces que su voz estaba más densa. Y tampoco había notado su corto pijama. - Oh no pelirroja. - Se baja de allí, caminando hasta ella. La toma en brazos, de un simple movimiento. - Así, y sóla... No te vas ningún lado.

- Noo, ahora déjame.. - Y eso es lo que dice, porque la manera en la que está abrazada a el afirma todo lo contrario, demasiado cariñosa ahora.

- No señorita melosa, lo que menos haré es dejarla. - Murmura divertido, cambiante. Ya que hace un rato nada más, ni siquiera le hablaba. Camina con ella, abriendo la puerta.

Suspira pesado, acomodada con el ahora, dejándose llevar, cómoda. Salen de allí.